¿Te afecta el hecho de que tus sentimientos y tus expectativas de felicidad no estén alineados?
En algunas ocasiones parece que vivimos en una sociedad que pide y ordena ser felices y positivos todo el tiempo, donde tener un mal día o estar simplemente triste no está permitido.
Es verdad que a veces una frase positiva nos alegra el día o nos cambia el estado de ánimo o nos invita a reflexionar, pero también es verdad que a veces hay situaciones en la vida cotidiana que despiertan emociones etiquetadas como -malas, negativas o pesimistas- y es entonces cuando sentimos que la expectativa de “ser feliz” no está alineada con lo que estamos sintiendo.
Muchas veces cuando expresamos que tuvimos un mal día o que estamos atravesando una situación complicada o que nos sentimos dolidos, tristes, o enojados lo que escuchamos es: “el tiempo lo cura todo, va a pasar”, “no te sientas así, no llores, no vale la pena”,” no le des gusto de verte mal”, “…tienes todo, ¿Por qué estás triste”, “sonríe, hoy es un nuevo día”, “¡no es para tanto!”, etc. Lo que nos lleva a pensar que hay algo mal en nosotros, que quizá estamos exagerando, como si el mandato fuera -Debes ser feliz a pesar de tu circunstancia- y la realidad es que hay ocasiones en que vemos el vaso medio vacío porque así lo estamos viviendo y no hay posibilidad de verlo medio lleno en este momento.
Lo que importa es cómo nos sentimos realmente en determinada situación, no cómo deberíamos sentirnos. No existen los sentimientos “malos, negativos o pesimistas” así los hemos etiquetado socialmente, dependiendo de la familia y cultura en la que crecimos. Los sentimientos simplemente están y se sienten, las emociones son reacciones del ser humano, son parte de nuestra naturaleza. La tristeza es un sentimiento natural como la alegría, como el amor o la frustración.
Si te enojaste con un ser querido o has tenido un mal día en el trabajo ¿tienes que estar feliz? La realidad es que no elegimos cómo nos sentimos, simplemente sentimos y ese sentimiento es real.
Tratar de evitarlo, desconectarnos de las emociones, o pensar que tenemos que sentirnos bien todo el tiempo solamente impedirá que podamos expresarnos y será más difícil atendernos a nosotros mismos. Las emociones organizan nuestra identidad, nos ayudan a conocernos y a saber qué necesitamos. Cuando no las escuchamos nos perdemos la oportunidad de tener lo que estamos buscando, bienestar.
No es natural sentirse siempre bien. De hecho, fingir o tratar de sentirnos bien todo el tiempo puede hacernos sentir muy mal, es en realidad una carga. Observa cuánto esfuerzo requiere intentar sentirse bien todo el tiempo, es agotador. Y nos hace sentir culpables cuando no lo conseguimos. Es etiquetar al malestar como algo extraño o negativo, cuando el sufrimiento, la pena o el dolor son algo inherente a la vida.
“Todas las emociones son útiles para afrontar el mundo que te rodea y son válidas”.
Está bien no estar bien, querer sentirse bien o feliz todo el tiempo es una meta inalcanzable que solo nos deja con malestar constante. Aceptar que la vida es un proceso emocional que incluye experimentar todos los sentimientos es importante.
Es natural que a veces no quieras lidiar con tus emociones, pero hacerlo puede pasar factura, mental y físicamente: ansiedad, depresión, aislamiento, contracturas musculares, dolor de cuerpo o de cabeza, enfermedades como gastritis o colitis, buscar consuelo o alivio comiendo o dejando de comer y más.
¿Cómo identificar si no estas validando tus emociones? (o las de los demás)
Aquí te dejo algunos puntos:
- Ocultar o disfrazar tus verdaderos sentimientos.
- Sentir culpa o vergüenza por sentirte de cierta manera.
- Comer o dejar de comer para aliviar lo que sientes.
- Minimizar los sentimientos de otras personas porque te hacen sentir incómodo.
- Ignorar tus problemas.
- Comparar o restar importancia a tus problemas con los de otros (o viceversa).
- Usar frases positivas para sentimientos o experiencias que consideras “malas o pesimistas”
- Aislarte.
- Miedo a perder el control si reconoces lo que sientes.
- Cuidar de otros por encima de ti.
Aprender a sentirnos y reconocer lo que sentimos es un proceso que toma tiempo y que puede requerir de varios apoyos como lecturas, cursos, psicoterapia, movimiento corporal consciente como Tai Chi, yoga, meditación, incluso el apoyo de un medico para revisar tu salud.
Nada tiene de malo pedir apoyo, por el contrario, es un gran paso para conocerte y aprender a gestionar las emociones de la manera más adecuada para ti.
Psict. Marisol Santillán